Ledezma: «Si Zapatero hubiera alzado la voz nos habríamos ahorrado más de 130 muertos en Venezuela»
El legítimo alcalde metropolitano de Caracas, Antonio Ledezma, no cree en el supuesto diálogo que se está abriendo estos días de nuevo en Venezuela entre representantes de la dictadura chavista de Nicolás Maduro y parte de la opositora Mesa de Unidad Democrática (MUD). «Es una treta, un engaño». Estas conversaciones están patrocinadas por el ex presidente español José Luis Rodríguez Zapatero, a quien Ledezma agradece la intención, pero cuyo empeño critica duramente: «Desde que Zapatero fue a Venezuela, tenemos más muertos y más presos políticos».
Este jueves, en Santo Domingo, capital de la República Dominicana, se celebró la primera reunión preparatoria de los diálogos. Junto a Danilo Medina, presidente dominicano, Zapatero ha facilitado el encuentro que ha dividido quizá definitivamente a la oposición democrática. Después de cuatro meses de movilizaciones masivas en las calles de Venezuela, saldadas con dos autogolpes de Estado —el del Tribunal Supremo y el de la ilegítima Asamblea Constituyente—, más de 130 asesinados por el régimen en las manifestaciones pacíficas y un agravamiento de la crisis humanitaria y económica, Ledezma pide «parar el engaño». Así se ha referido al trabajo de Zapatero en su país.
«Yo le he dicho al presidente Zapatero que no estoy de acuerdo con esa metodología. No es que estoy en contra del dálogo», ha aclarado. Y ha puesto un ejemplo claro de cuál es su visión, basada en su primera visita a España en la que se encontró con otro ex presidente socialista, Felipe González: «Me dijo: ‘Únanse, porque ustedes están luchando contra un caudillo que tiene una manguera de petróleo en las manos’». Según le expresó entonces González, un dictador «con ese chorro de petróleo es un arma muy peligrosa para las democracias del mundo».
Pero González, quien hoy forma parte del equipo de abogados internacionales del otro preso político emblemático de Nicolás Maduro, el líder de Voluntad Popular Leopoldo López, le añadió: «No dejen de buscar los caminos del diálogo». Pero Ledezma tiene claro que «una cosa es el diálogo y otra cosa es, como ha dicho mi esposa en todos los foros en que ha podido hablar, es el monólogo».
El alcalde de Caracas, tras más de 1.000 días preso, tiene experiencia de la hipocresía pública de la tiranía de Maduro: «Así como Pablo Escobar instaló en Colombia lo que llamó ‘la Catedral’ para manipular la buena fe de los funcionarios, el Gobierno de Maduro tiene instalada en Santo Domingo una ‘catedral’ para burlarse de los venezolanos». Y concluye Ledezma: «Eso no es diálogo, eso es una treta con la que no estamos de acuerdo».
Pese a ser un preso político del régimen bolivariano, el nuevo exiliado ha sido sondeado para unirse a esas conversaciones, en un intento de darles legitimidad pública internacional. «Me negué a participar en esa mesa de diálogo, porque es la continuación de la traición que ocurrió el año pasado».
Y es que en 2016, con parte de la MUD en contra, los líderes opositores se sentaron a la mesa con el tirano. Auspiciados por una intervención del Vaticano y bajo el patrocinio de Zapatero y otros ex presidentes iberoamericanos, se paró el proceso para el referéndum revocatorio gracias a esa apariencia de negociación.
«El año pasado hubo el mismo diálogo con el señor Zapatero, y desde que llegó el señor Zapatero ha habido más muertos en Venezuela, y hay más presos políticos». Y es que la ascendencia del ex presidente español sobre Maduro es grande, tanto que Ledezma lo señala como responsable de la actual situación de crisis profunda en todos los niveles políticos, sociales y económicos: «Si el señor Zapatero hubiese alzado su voz para que los venezolanos hubiésemos podido celebrar el referéndum revocatorio, nos hubiésemos ahorrado los 130 muertos» que hubo en las calles entre abril y julio.
En realidad, Ledezma sí quiere negociar. Sabe que la única salida para Venezuela es que haya una salida para los máximos representantes de la dictadura, y para eso reclama verdaderos mediadores: «Nosotros no pedíamos mediadores que estén con nosotros, sino que estén con los valores y los principios. Decíamos: ¿por qué Zapatero y no Felipe González? ¿Por que Samper y no Pastrana? ¿Por que Leonel Fernández y no Óscar Arias, premio Nobel de la Paz?»
En la misma MUD ha habido quien ha criticado la intervención de la Santa Sede como una injerencia errónea, pero el alcalde legítimo de Caracas no lo ve así. «Yo creo que cuando se critica al Papa porque le diálogo no dio resultado es una excusa para nosotros mismo, para no ser autocríticos», apunta. Y tenemos que serlo, o no vamos a llegar a ninguna parte».
Finalmente, pisando suelo español liberado del yugo tiránico del heredero del dictador Hugo Chávez, Ledezma busca inspiración en nuestra Transición para dibujar una similar en su propio país. «Los diálogos dan resultado cuando se celebran con agendas y condiciones», señala. Y, acto seguido plantea los casos más llamativos del trabajo que se hizo en España tras la muerte del dictador Franco: «¿Quién se iba a imaginar que aquí en España Santiago Carrillo se iba a sentara hablar con el Rey Juan Carlos? ¿Quién se iba a imaginar que Felipe González y otros líderes políticos terminarían apoyando la decisión del presidente Adolfo Suárez de legalizar el partido Comunista?»
Y se pregunta en alto cómo se consiguió que en España «no hubiese un cambio traumático», para proponer finalmente una salida: «A eso es a lo que aspiramos para Venezuela. Un diálogo sincero para beneficio d la paz no sólo de Venezuela sino de Ámerica Latina».